sábado, 15 de octubre de 2011

La URJC aplica registros a sus estudiantes ante la llamada "Fiesta de la Cerveza"

Ayer, viernes 14 de octubre, estaba programada una popular fiesta universitaria llamada “La fiesta de la cerveza” en el campus de la Universidad Rey Juan Carlos en Fuenlabrada. Ante la posibilidad de que los disturbios ocurridos en la fiesta de la semana anterior, en la que se llevaron a cabo algunos destrozos, se repitieran; la dirección de la URJC dispuso una serie de medidas de seguridad consistentes, entre otras, de la petición del carnet universitario a todo aquel que quisiera entrar en el recinto, incluidos profesores y personal de la universidad, y el registro de bolsos y mochilas.



También los coches que pretendían acceder a la universidad eran sometidos a un registro de sus maleteros en busca de bebidas alcohólicas, lo que provocó numerosas retenciones en las carreteras de los alrededores del centro, llegando a cortarse la rotonda que da acceso a la universidad y al hospital cercano.

Muchos alumnos, como los estudiantes de Erasmus y de primer curso de las distintas titulaciones, aún no cuentan con el carnet universitario que los agentes de seguridad pedían para poder pasar, lo que ha provocado que algunos profesores tuvieran que salir a la puerta del recinto en busca de sus alumnos.

Horas más tarde, la seguridad, permitiendo ya la presentación de hojas y carpetas de la universidad como acreditación, seguía siendo el tema estrella entre los estudiantes en las aulas y las redes sociales, como Twitter, creando el perfil @indignadosurjc. Estas quejas se han transformado en una recogida de firmas por parte de los alumnos (consiguiendo alrededor de 300 en una hora), en contra de las medidas utilizadas, calificadas por algunos alumnos como “abusivas”.


Estas medidas de seguridad se han extendido también a la cafetería del centro universitario, donde, excepcionalmente, se prohibía la venta de alcohol para, “evitar que los alumnos lo consuman dentro de la cafetería como la semana pasada”, pero todas estas medidas servirán de poco, porque “si los alumnos quieren fiesta, la harán igualmente”, según nos cuenta una camarera del local.

Finalmente la fiesta no fue celebrada, aunque unos pocos alumnos disfrutaron del sol de la tarde de ayer en el campus bebiendo refrescos, pese a que minutos antes los aspersores fueron activados encharcando parte del césped.

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